En un tazón grande, mezcla la harina de trigo y la sal. Añade la mantequilla o margarina y mezcla con las manos hasta obtener una textura arenosa.
Agrega gradualmente el agua tibia, poco a poco, mientras mezclas con las manos. Continúa amasando hasta obtener una masa suave y elástica. Si la masa está demasiado seca, agrega un poco más de agua, una cucharada a la vez. Si está demasiado pegajosa, agrega un poco más de harina.
Transfiere la masa a una superficie ligeramente enharinada y amasa durante unos 5-7 minutos, hasta que la masa esté suave y elástica.
Forma la masa en una bola, colócala en un tazón y cúbrelo con un paño húmedo. Deja reposar durante al menos 30 minutos para que la masa se relaje y sea más fácil de manejar.
Pasado el tiempo de reposo, divide la masa en porciones más pequeñas, aproximadamente del tamaño de una pelota de golf. Esto facilitará el estirado de la masa y el relleno de los pastelitos.
Toma una porción de masa y, con un rodillo, estírala en una superficie ligeramente enharinada hasta obtener un círculo delgado de aproximadamente 10-12 cm de diámetro.
Coloca una cucharada de relleno en el centro del círculo de masa. Dobla la masa por la mitad, formando un semicírculo, y presiona los bordes con los dedos para sellarlos. Puedes utilizar un tenedor para marcar los bordes y asegurarte de que estén bien sellados.
Repite este proceso con el resto de la masa y el relleno.
Calienta suficiente aceite vegetal en una sartén a fuego medio-alto. Asegúrate de que el aceite esté lo suficientemente caliente antes de freír los pastelitos.
Fríe los pastelitos en lotes, cuidando de no sobrecargar la sartén. Cocina los pastelitos durante unos 3-4 minutos por cada lado, o hasta que estén dorados y crujientes.
Retira los pastelitos de la sartén y colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.